miércoles, 11 de enero de 2012

Historias de marchantes que dan asco y artistas multimillonarios que entran al trapo

Acabo de visionar un documental que me ha dejado perpleja y tenía que dejarlo patente de alguna manera, y así de paso pues os planteo la situación y le dais vosotros también algunas vueltas al coco...

La cinta está dirigida por un irreverente Ben Lewis -especialista en documentales y crítica de arte-. Al tipo, como viene ocurriendo en documentales de bastante repercusión (importante hacer mención a producciones como las de Michael Moore para que os hagáis una idea), directamente se le niega el acceso y las entrevistas a las empresas que mayor relevancia tienen en el documental, así que muy honestas no son las cuestiones que se tratan...

El documental se llama "The Great Comtemporary Art Bubble" o "La gran burbuja del arte contemporáneo", y me ha causado tantísima impresión porque nunca antes me habían presentado de forma tan EVIDENTE la situación económica del mercado del arte. Siempre he pensado que las cantidades que mueve este sector eran escandalosas, dignas de chistes del humor más negro. Pero ver la cara de los especuladores en primer plano, ponerles nombre, escucharlos hablar, es vergonzoso. Que digo vergonzoso, es que dan hasta ganas de vomitar.

Pero lo peor -o lo mejor- en este caso, es haberme enterado de la especulación sobre la venta de la calavera de diamantes de Damien Hirst en 2007 cuya cifrá de puesta en venta ningún marchante, ni coleccionista ni galería estuvieron dispuestos a pagar hasta que un consorcio, al cual pertenecía el mismo Hirst, decidió comprarla por 74 millones de euros. ¡Por el amor de Dios! -nunca mejor dicho-, un artista obsesionado con la muerte, que forra de diamantes una calavera real, símbolo de lo bello que te puede dar la fortuna pero de lo poco que te va a servir una vez muerto, NECESITA comprarse su propia obra por un precio desorbitado para que no baje el caché económico de cualquiera de las mierdas -nótese el tono despectivo pero no infravalorador- que haya en el mercado del arte con su firma puesta. Y yo que creía que lo peor estaba en Marbella... Lo más gracioso era ver a los marchantes estos estadounidenses diciendo cosas del tipo de que compraban un Warhol sólo por "amor al arte", que simplemente admiraban al autor.

For the love of God, Damien Hirst

Nunca había visto a tanta gente junta mover tanto dinero en tan poco tiempo, me propongo seriamente asistir a una gran subasta de arte contemporáneo alguna vez, tiene que ser flipante. Lo que quiero decir con todo esto, es que aunque el tema que trata Lewis en su documental es una cruda realidad de las múltiples que tiene el mundo del arte, para nada responde o identifica el modo en que los espectadores y los artistas no multimillonarios -es decir, la inmensa mayoría de la gente- conciben, entienten, respiran, suspiran y viven la experiencia artística. De hecho, no hay nada más lejos de esta experiencia que lo que ocurre en ese cerrado y elitista mercado donde solo hay veinte gatos lamiéndose los culos que cuando llega la hora de la declaración de la renta donan un Rodko al Moma por valor de XXXXXXXX millones de dólares para evitar que hacienda se lleve el 30 o 40% del capital con el que han estado especulando ese año.

Y seguirá siendo así siempre, porque aunque la burbuja del mercado del arte contemporáneo ha terminado explotando al igual que el resto de burbujas económicas mundiales, se volverá a recuperar con el tiempo -ni las abundancias ni las crisis pueden durar eternamente-, y el resto de nosotros seguiremos permitiendo que los lujos los desperdicien unos pocos y que sigan especulando con nosotros.

Conforme más investigo y aprendo sobre mi ámbito más cuenta me doy de lo difícil que es el mundo en el que me he metido. "No estudies Bellas Artes Violeta, tenlo como hobby, pero no te dediques a ello porque con tu manera de ser vas a sufrir.", sabias palabras de mi profesora de plástica de secundaria.

1 comentario:

  1. Yo pienso que la mayoría del arte contemporáneo es basurilla. Pero aparte, ya pensaba que este tipo de cosas eran mafias, pero hasta tal punto no me lo imaginaba...

    ResponderEliminar